miércoles, 22 de abril de 2009

Marcharán las oscuras golondrinas

Marcharán las oscuras golondrinas
en mis ojos sus nidos adivinados,
y, nunca más, con sus alas a mis sentidos
jugando embaucarán;
y aquéllas que el vuelo alzaban
tu belleza y mi deseo al observar,
aquéllas que erraron en nuestros nombres…
ésas… ¡tampoco volverán!

Marcharán las tupidas madreselvas
de mi morada la piel a desnudar,
y nunca más ese instante, aún más frustrante,
mi ternura desplegarán;
pero aquéllas, libres de malicia,
cuyas siluetas evitábamos sosegar
y elevar, como sonrisas del día…
ésas… ¡tampoco volverán!

Marcharán del amor en tus oídos
mis miradas tristes al soñar;
mi sentir, de tu sin fin juego
sí marchitará;
pero locuaz y despreocupado,
como fiel a su doctrina ante su vida,
como yo lo he sentido…, desengáñate:
¡así sí te olvidará!


(Mi perdón a Bécquer… El pecado cometido es debido a mis persianas habitadas de oscuras golondrinas… que como cada año, han vuelto a hacer su morada en éste mi/su hogar)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hay sacrilegios tolerables por el amor y el desamor

me gusta encontrarte, que me hayas encontrado

(adoro el último cuarteto de esa rima de bécquer: como yo te he querido, desengáñate, así no te amarán)

Liz dijo...

sin palabras...
no creo que sea pecado que el regreso de unas golondrinas resulte en un poema así.

Sabes que me encanta Bécquer? y el tuyo también!

Besos