martes, 21 de abril de 2009

¡Escoja su camino!

¡Bienvenidas/os al concurso ¿Qué camino escoger?¡

Siéntense cómodas/os y relajadas/os y acompáñenme a un viaje imaginario…

Dicen… cuentan… que una chica navegaba a bordo de su galeón ‘La Soñadora’. El barco era grande y estable aunque éste, a pesar de su tamaño pasaba desapercibido. En su viaje pasó por tempestades que hábilmente supo superar. Siempre con sus velas a favor del viento buscaba su sino sin desfallecer. Buscó tesoros infructuosos a los que al principio se aproximaba con ilusión pero que una vez descubiertos se convertían en predecibles espejismos. Y así continuó hasta pasar de mareas bravas a la calma.

Le gustaba sentarse a observar ese horizonte siempre inalcanzable y embaucarse en numerosos sueños por realizar. Disfrutaba de su travesía con placer y saboreaba las mieles de tan dulce navegar. Y así quería permanecer mientras aprendía de otros mundos a los que arribaba, personas con las que se cruzaba y que con sus vivencias se enriquecía.

Una noche, en la que la calma y el silencio era tan embaucador que invitaba a desconfiar. Una noche estrellada y en la que luna llena sonreía a La Soñadora, de repente, de entre la calma, las aguas empezaron a envalentonarse y levemente a zarandear el barco. De la nada apareció goleta y tímida en sus pasos, se acercó al galeón. La chica quedó deslumbrada por tan mágico barco, sus formas, su manera de navegar, pero no fue hasta el día siguiente, cuando a la luz pudo ver su esplendor. Quedó cegada y por un tiempo no podía poner otro rumbo que no fuera navegar al lado de goleta.
Pasaron días. Parecía que todo iba en calma mientras que las velas de La Soñadora se hinchaban más y más a favor del viento que empujaba tan mágica figura. Y cuando más confiada estaba, comenzó la batalla.

Las aguas se tornaron oscuras y de oleaje fuerte. Los días y las noches se confundían, y el intento por seguir el rastro de aquella imaginaria goleta era cada día más difícil. Su navegar se torció brusco, sin rumbo.

-¿Qué hacer? –Se preguntaba ella

Echó mano al timón y viró fuertemente en busca de mares más tranquilos. Se distanció de goleta retomando su navegar aunque aún ésta se vislumbraba allá por el horizonte.

-Qué extraña sensación despierta. Tan mágica en un primer contacto, tan impetuosa después, tan misteriosa en la distancia. –Reflexionaba mientras observaba ese horizonte siempre inalcanzable

-¿Y ahora qué? ¿Sigo el rumbo de su estela o quedo a la espera de su pérdida por el horizonte? –Se preguntaba una y otra vez

Lucha de razones y sensaciones.

Quizás la distancia sea un buen lugar donde su remolino no influya en su navegar y así descubrir que mares surca misteriosa goleta.




Should I give up,
Or should I just keep chasing pavements?
Even if it leads nowhere,
Or would it be a waste?
Even If I knew my place should i leave it there?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Deberá surcar mares la goleta y descubrir su propia ruta hacia el descubrimiento de los tesoros para ella guardados. Los hay. La Soñadora seguirá a una cierta distancia el rumbo de su nave conocida, bella nave enigmática, virando a ratos para adentrarse en aventuras excitantes y perecederas para no perder su propio "yo", pero sin perder de su radar la línea que marque la goleta en sus tránsitos, para algún día, varadas en un mismo puerto, exhaustas de tan largo viaje, amarrar juntas en un muelle de aguas calmas del Mediterráneo y recorrer en tierra firme la ruta misteriosa de envejecer, alimentándose de vivencias mutuas, de recuerdos personales, enriqueciendo la una a la otra de sus aprendizajes individuales y saboreando con deleite cada una de la otra las gotas del caudal atesorado.

Anónimo dijo...

"Und ALLES Getrennte findet sich wieder" Hölderlin

Liz dijo...

idílico el final del comentario anterior, pero si echamos mano del sentido práctico no tanto.

Debido a que la travesía, aunque lo perezca es corta y única... hay mares y compañeros de viaje esperando y quizá ningún misterio merezca que queden sin descubrir.

La canción es perfecta, sin duda.
Besos